Siempre nos quedará Roma (IX)


Ha pasado mucho tiempo. Y no me refiero solo al último día en el que publiqué el octavo especial desde la Ciudad Eterna, sino que también me refiero que ha pasado mucho tiempo desde el día que dejé de escribir sobre Roma. Empecé a preparar los especiales en junio de 2016 y el primero no lo publiqué hasta noviembre de ese mismo año. Estamos ya terminando septiembre y el pasado día 12 cumplimos tres años de emisiones viernes tras viernes. Pero vamos a retomar el último especial donde os contaba como había sido mi viaje en solitario de Pamplona/ Iruña a Madrid, y de la capital de España a Roma. Hemos recordado esta semana pasada el viaje, hasta yo lo he tenido que volver a leer para saber el punto en el que tenía que retomar el escribir, pero si hay algún que otro rezagado- seréis pocos- podéis leerlo antes de adentraros en este pinchando aquí.


Me despedía diciendo que justo acabábamos de aterrizar en Roma y es que aún queda lo peor. Hoy voy a citar a todos los que estuvieron el primer año, porque ni Uxua, ni Amaia, ni Christian, ni Dani, ni David, ni Ciaurriz, ni Tapia saben lo que pasó. Yo creo que a Leti, a Manu, a María, a Koldo, a Ecay, a tita Ana, a Rosalía y a María Fernanda se lo contaría y se reirían de lo lindo, pero siempre es bonito recuperarlo, traerlo a la memoria y reírse de un servidor.

Total, que tras aterrizar solísimo lo primero que me preocupaba a mi es que no saliera mi maleta. Era una magnífica ocasión para que se diera la carambola; estar solo y que mi maleta se hubiera perdido así que me puse nervioso bastante pronto. En fin, que la pareja de españoles con los que me encontraba les salió la maleta y me dejaron a merced de que saliera o no la mía. Y menos mal que salió. Podría no haber salido- hubiera sido mortal, pero al final- me suena que la penúltima- pero ahí estaba. De color azul y con un pañuelo rojo atado para poder reconocerla. No es que nos fuéramos a perder los Sanfermines- volvíamos el día 4, apurando,- pero para poder verla de lejos y no confundirse con cualquier otra que se le pudiera parecer era clave.

Así que eso, la cogí y en teoría me iba a venir a buscar Carlo. “Me puse a buscar” como dice la canción de Sabina “su cara entre la gente” pero “no había quien de ti me dijera ni media palabra”, y entonces fue cuando decidí llamar a Koldo. Esta es una historia paralela ya que mientras yo las estaba pasando muy p**s, ellos estaban en un Luxury Hotel Resort Golf and Spa de cuatro o cinco estrellas a cargo de Iberia donde también habría que contar diferentes historias. Creo que lo que pasó en aquel lujoso hotel de Madrid también me tocará contarlo a mi, aunque habrá que ver si me da tiempo hoy ya que primero me gustaría acabar de contar lo mal que lo estaba pasando yo en tierras italianas.

Mientras escribo estas líneas me está dando una risa floja que no os la podéis imaginar ya que ahora me puedo reír, pero en aquel momento me daban más ganas de llorar. Total, que tras unas cuantas llamadas de Koldo a un servidor y viceversa (y a eso súmales las que le hizo Koldo a Carlo, más el plus del precio por estar en países diferentes- entonces había roaming-) no vi a Carlo por ningún sitio. Yo, que ya estaba más negro que el señor Owono Obama, en una de esas entradas y salidas que hacía en la puerta del aeropuerto, en un destello y tras estar esperando más de 30 interminables minutos, me pareció ver a un chico que conocía. No era Carlo, de eso estaba seguro, pero creo que a él también le sonó mi cara así que me cogió la maleta muy amablemente y lo seguí hasta un coche que estaba mal aparcado a las afueras del aeropuerto. Podría haber sido un taxista si no me hubiera sonado su cara, ya que en aquel momento no estaba pensando si era Franchesco o Elvis, bastante había hecho reconociéndolo.

A posteriori vi que era Franchesco- que también hay una historia sobre él muy graciosa que contar (vale, hay más, pero esas no se pueden contar)- y cuando entré en el coche, ahí estaba Carlo. Yo sabía que iba a ser Carlo el que me iba a venir a buscar, no Franchesco, así que yo me pregunto… ¿No hubiera sido más fácil para todos que Franchesco se hubiera quedado en el coche y hubiera salido Carlo a buscarme? Pregunto… que no sé… Al final, entre “ciao”s, algúna que otra palabra que sabía yo en italiano (cazzo y patata aparte) y entre las pocas que sabía Carlo en castellano nos pusimos en marcha hasta que llegamos a la Casa Padre Arrupe, a la del primer año, para que nos entendamos.

Pasaban ya unos minutos de la medianoche cuando Dzemila (se lee “Yemila”, para quien no se acuerde) me ofreció los típicos macarrones con tomate italianos. ¿Como los que comemos aquí? Os preguntaréis. No. Lo macarrones iguales- por mucho que se diga que la pasta italiana es mejor-, pero el tomate los italianos no lo ponen en salsa, sino en “pedaZitos” cuadrados pequeñitos de un tomate redondo. No era mi plato preferido, eran hidratos de carbono para cenar a las 00,15h- lo ideal-, pero tampoco me iba a poner exquisito. Estaba canino tras haber aguantado todo el día con un triste bocadillo de tortilla, así que aunque no repitiera- por más que me ofreciera Dzemila- se puede decir que me llené.

Tras cenar, me tocó dormir en el cuarto en el que el año pasado lo habían hecho María Romero y Marta Tapia, pero parece que habían cambiado de colchón y habían subido el de Christian. Resultado: me comieron las pulgas. Aunque no fue lo peor que me pasó en mi segundo viaje a Roma, ya que a parte de lo del avión y lo de las pulgas habría que recordar qué es lo que me pasó el día que fuimos a la playa. Que nadie lo adelante por favor.

Dormir en cama ajena nunca me ha gustado y si a eso le sumas las pulgas el cóctel es explosivo. La llamada “suite”- con aire acondicionado- estaba libre, pero no me dejaron quedarme ahí. Y esa primera noche no fue la única en la que dormí en cama ajena, ya que una noche la pasé en la cama de... ¿MaríaRomero, María Fernanda o Leticia Lafuente? Os aseguro al 100% que entre esas tres chicas está la respuesta. Jajajaja.

Y lo voy a dejar aquí, porque creo que un programa no se podía dejar más en alto que este. Os emplazo a la semana que viene. Espero que me de tiempo a contarlo. ¿Os sorprenderá? Eso seguro.

Un viernes más mil gracias por estar ahí porque esto sin usted al otro lado hubiera carecido de sentido y no hubiera sido posible.

¡Muy feliz fin de semana familia!

PD: Acordaos, este domingo a las 17.30h Manuel Owono estrena A por ellos en el 101.6 de la FM, en la emisora local (si sois de Pamplona) Trak FM, ¡no os lo perdáis!

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